Vivir en libertad

Sergio Daldi
7 sept
3 Min. de lectura

Actualizado: 11 sept

Dios nos llamó a vivir en libertad, pero muchas veces el egoísmo y nuestras propias fuerzas nos atan. Este devocional sobre Gálatas 5:16-18 te recuerda que el Espíritu Santo es quien realmente puede motivarte y guiarte.

Hombre con brazos abiertos frente al mar, símbolo de vivir en libertad en Cristo según Gálatas 5:16-18

16‑18 Les aconsejo que vivan con libertad, animados y motivados por el Espíritu de Dios. Entonces no alimentarán las compulsiones del egoísmo. Porque hay en nosotros una raíz de egoísmo pecaminoso que no concuerda con el espíritu libre, del mismo modo que el espíritu libre es incompatible con el egoísmo. Estas dos formas de vida son contrarias entre sí, de modo que no pueden vivir unas veces de cierta manera y otras veces de otra, según cómo se sientan en un día determinado. ¿Por qué no eligen que los dirija el Espíritu y así escapar de las compulsiones erráticas de una existencia dominada por la ley?

—Gálatas 5:16-18, Biblia El Mensaje

Pablo nos dice que vivamos con libertad, animados y motivados por el Espíritu de Dios. Suena inspirador, pero la verdad es que no siempre es sencillo. Todos sentimos esa lucha interna: el egoísmo tira de un lado y el Espíritu Santo tira del otro.

Lo vivo cada día. Me cuesta mucho dejarme motivar por el Espíritu, confiar que Él realmente me guía. Muchas veces me descubro intentando controlar todo con mis fuerzas, hacer mis propios planes, y al final termino cansado, frustrado y hasta desanimado. Y no te lo digo desde un pedestal, te lo digo como alguien que camina igual que vos. No soy “el que lo logró”: soy alguien que pelea minuto a minuto con las mismas batallas.

Y lo más duro es que muchas veces creemos que la libertad depende de nosotros, como si fuera una meta más que alcanzar con esfuerzo. Pero Pablo nos da una buena noticia: la verdadera libertad no es algo que fabricamos, es algo que recibimos. El Espíritu Santo ya está ahí, presente, dispuesto a animarnos y motivarnos.

Lo único que tenemos que hacer es abrirle espacio, darle la delantera. Eso significa soltar un poco el control, dejar de querer resolver todo con nuestra cabeza, y aprender a confiar que Dios sí sabe lo que hace. La libertad cristiana no es vivir sin luchas; es aprender a reconocer que el Espíritu está con nosotros en medio de ellas, y que es Él quien nos impulsa hacia adelante cuando sentimos que ya no podemos más.

Aplicación práctica

Reconocé tu lucha: Admití que el egoísmo está presente y no podés con tus fuerzas.
Elegí al Espíritu: Empezá tu día con una oración corta: “Espíritu Santo, llevá la delantera hoy en mi vida.”
Dale espacio: En medio de la rutina, tomá un minuto para frenar y recordar que no estás solo.

Oración

Señor, muchas veces dudo de que tu Espíritu pueda motivarme. Me cuesta y me pierdo en mi egoísmo. Pero hoy quiero elegir tu camino. Espíritu Santo, llevá la delantera en mi vida: animame, fortaleceme y guiame hacia la verdadera libertad en Cristo. Amén.

La verdadera libertad comienza cuando dejamos que el Espíritu Santo nos guíe cada día.