Nunca estás solo
- Sergio Daldi
- hace 7 minutos
- 3 Min. de lectura
Cuando sentís que la vida se te viene encima y no encontrás un minuto para respirar, Dios no se aleja. Él no te pide cargas que no podés llevar; te invita a caminar con Él mientras vivís. Dios está atento en cada paso que das.

Una lucha hasta el final
10‑12 Eso es todo. Dios es fuerte y los quiere fuertes. Por eso, tomen todo lo que el Señor ha dispuesto para ustedes, armas bien hechas con los mejores materiales. Úsenlas para que puedan hacer frente a todo lo que el diablo les lance. Esto no es una guerra pasajera de la que saldremos y olvidaremos en un par de horas. Es para siempre, una lucha de vida o muerte hasta el final contra el diablo y todos sus demonios.
13‑18 Prepárense. Se enfrentan a mucho más de lo que pueden manejar. Aprovechen toda la ayuda que puedan conseguir, cada arma que Dios les dé, para que cuando todo termine, aún estén en pie. La verdad, la justicia, la paz, la fe y la salvación son más que palabras, por lo que deben aprender a aplicarlas; las necesitarán toda su vida. La palabra de Dios es un arma indispensable. De la misma manera, la oración es esencial en esta guerra continua. Oren mucho y durante mucho tiempo por sus hermanos y hermanas. Mantengan los ojos abiertos. Animen a los demás para que nadie se quede atrás ni desista.
—Efesios 6:10-18 Biblia El Mensaje
Hay momentos en los que sentimos que nuestra vida espiritual no avanza. Queremos buscar a Dios, pero el ritmo diario nos pasa por encima. Intentamos separar un tiempo largo para orar, pero la agenda, el cansancio y las preocupaciones nos roban el espacio. Y ahí, sin darnos cuenta, empezamos a sentir culpa… como si Dios estuviera midiendo nuestro desempeño.
Efesios 6 llega como un alivio profundo. Pablo no nos pide cumplir una hora exacta, ni seguir una estructura rígida. Lo que hace es mostrarnos cómo se vive una espiritualidad real, en medio de una guerra diaria que no se pausa. Él nos invita a estar despiertos, atentos, fortalecidos por Dios, y a mantener una conversación constante con Él mientras caminamos por la vida.
“La oración es esencial en esta guerra continua… Oren mucho y durante mucho tiempo… Mantengan los ojos abiertos…”
Eso no significa encerrarse todo el día. Significa vivir conscientes de que nunca estamos solos. Dios está presente mientras trabajamos, mientras pensamos qué decisión tomar, mientras manejamos, mientras tratamos de resolver un problema, mientras escuchamos a alguien que amamos.
A muchos de nosotros nos cuesta separar largos momentos de silencio; la vida real es intensa. Por eso vamos aprendiendo, poco a poco, a llevar nuestra conversación con Dios al terreno cotidiano. Y es justamente ahí —en lo simple, en lo normal, en lo que hacemos todos los días— donde la relación empieza a ser más fluida, más libre, más constante.
Cuando entendemos esto, algo se libera adentro. Ya no oramos para cumplir; oramos para vivir. Ya no pensamos en cuotas espirituales, sino en una presencia que nos acompaña. Ya no luchamos solos, porque Dios está atento en cada paso, con fuerza y con gracia.
Pablo no hablaba de una hora fija. Hablaba de una vida despierta.
Y cuando abrazamos este estilo de caminar con Dios —sin culpa, sin presión, sin miedo— la oración se convierte en un fluir natural. Una conversación sincera. Un sostén diario. Una certeza firme:
Nunca estás solo. Él está con vos.
APLICACIÓN PRÁCTICA:
Hacé espacio en lo cotidiano: Mientras trabajás, manejás o caminás, decile a Dios: “Estoy acá, Señor. Caminá conmigo”. Esa frase abre el corazón.
Mantenete alerta a su presencia: Elegí un momento hoy para detenerte 10 segundos y decir: “Sé que estás acá conmigo”.
Orá por otros en el instante: Cuando alguien te cuente algo difícil, no esperes. Decí en silencio: “Señor, ayudalo ahora”. Esa oración rápida es poderosa.
Tomá un tiempo especial cuando puedas —sin culpa cuando no puedas: Si hoy tenés cinco minutos a solas, regalalos. Si mañana no podés, Dios igual está con vos.
ORACIÓN:
Señor Jesús, gracias porque no me dejás solo. Gracias porque tu presencia me acompaña en lo cotidiano, en lo difícil y en lo simple. Enseñame a vivir despierto, atento y conectado con vos. Que mi día entero se convierta en una conversación contigo. Fortalecé mi espíritu, levantá mis ojos y recordame que estás acá, ahora mismo, caminando conmigo. Amén.
Vivís acompañado: Dios camina con vos.

Sergio Daldi
CEO & Presidente
Grupo Nivel Uno / Casa Creacion





Comentarios