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Foto del escritorSergio Daldi

Ser sal para el mundo



Jesús nos revela un propósito profundo y hermoso: estamos aquí para ser la sal del mundo. La sal no solo da sabor, sino que realza y preserva lo bueno. De la misma manera, nuestra misión es hacer que los "sabores divinos" de amor, justicia, misericordia y gracia sean perceptibles para quienes nos rodean. Cada acto de bondad, cada palabra de ánimo, y cada gesto de amor reflejan la presencia de Dios en la tierra.


Pero Jesús también nos advierte: si perdemos nuestra esencia, nuestra "sal", perdemos nuestra capacidad de impactar. No se trata de hacer grandes cosas necesariamente, sino de ser auténticos en nuestra fe y en nuestra vida diaria. Cuando vivimos con propósito, nuestras acciones hablan más fuerte que las palabras, y a través de nosotros, otros pueden experimentar el amor transformador de Dios.


La sal y la luz

13 »Déjenme decirles por qué están aquí. Están aquí para ser la sal que hace perceptibles

los sabores divinos en esta tierra. Si pierden su sal, ¿cómo saboreará la gente lo divino? Habrán perdido su utilidad y terminarán en la basura.

14-16 »Hay otra forma de expresar eso: Están aquí para ser la luz que hace percibir los colores de Dios en el mundo. Dios no es un secreto que hay que guardar. Vamos a hacerlo público, tanto como una ciudad sobre una colina. Si los hago portadores de luz, no piensen que los voy a esconder bajo una caja, ¿les parece? Los voy a poner en un pedestal. Así que ahora, que los he puesto allí —sobre una colina, en un soporte de luz—: ¡brillen! Mantengan

la casa abierta; sean generosos con su vida. Si se muestran accesibles a los demás, los motivarán a acercarse a Dios, el generoso Padre celestial.

—Mateo 5:13-16 - Biblia El Mensaje


Aplicación práctica:

Hoy, reflexiona sobre cómo puedes ser "sal" en tu entorno. Piensa en formas prácticas de mostrar el amor y la verdad de Dios en tu hogar, trabajo, y comunidad. Incluso los actos más pequeños pueden hacer una gran diferencia. Sé intencional en ser un reflejo de los "sabores divinos" que Jesús nos llama a compartir.


Oremos:

Señor, gracias por darme un propósito tan significativo. Ayúdame a ser la sal que realza Tu amor en el mundo. Enséñame a vivir de manera que otros puedan ver y saborear Tu bondad a través de mí. Que nunca pierda de vista mi misión de ser un agente de cambio y esperanza en donde me has colocado. Amén.


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