El miedo y la duda pueden apagarnos, pero el llamado de Dios sigue latente en nuestro interior. Hoy es el momento de avivar ese fuego, dejar el temor atrás y caminar con la valentía que Dios nos ha dado. ¡Es tiempo de recuperar tu llamado!
2 Timoteo 1:3-14
Valiente con los dones de Dios
3-4 Cada vez que menciono tu nombre en oración (prácticamente todo el tiempo) doy gracias por ti a Dios, a quien adoro con todo mi ser, según la tradición de mis antepasados. Te extraño muchísimo, sobre todo cuando recuerdo aquella última despedida entre lágrimas, y espero con ansias un reencuentro lleno de gozo.
5-7 Ese precioso tiempo me trae otro recuerdo a la mente: tu fe sincera; y qué fe tan rica, esa que tu abuela Loida trasmitió a tu madre Eunice, ¡y ahora a ti! Mantén ardiendo el don especial del ministerio que recibiste cuando te impuse las manos y oré; pues Dios no quiere que seamos tímidos con sus dones, sino valientes, cariñosos y sensibles.
8-10 Así que no te avergüences de hablar en favor de nuestro Señor, o de mí, su prisionero. Asume tu parte de sufrimiento por el mensaje; junto con el resto de nosotros. Después de todo, solo podemos seguir adelante, y esto, por el poder de Dios, que primero nos salvó y luego nos llamó a esta obra santa. Nosotros no hicimos nada en este sentido; todo fue idea suya, un don preparado para nosotros en Jesús mucho antes de que supiéramos nada al respecto. Sin embargo, ahora lo sabemos. Desde la aparición de nuestro Salvador, nada puede ser más evidente: la muerte vencida, la vida reivindicada en un resplandor de luz constante; y todo mediante la obra de Jesús.
11-12 Este es el mensaje para cuya proclamación fui apartado como predicador, emisario y maestro; y también es la causa de todos estos problemas en los que estoy metido. No obstante, no me arrepiento de nada. Tengo plena seguridad en cuanto a mi fundamento; aquel en quien he creído puede ocuparse de lo que me ha confiado hacer hasta el mismo final.
13-14 Así que prosigue tu obra, esta fe y amor arraigados en Cristo, exactamente como te lo demostré. Está tan sólida como el primer día que la escuchaste de mí. Guarda esta cosa preciosa que el Espíritu Santo que obra en nosotros te encomendó custodiar.
Introducción:
A lo largo de la vida, podemos perder de vista el llamado que Dios nos ha dado debido a la duda, el miedo o las distracciones. Sin embargo, el plan de Dios sigue intacto y Su don en nosotros permanece, esperando ser avivado. Hoy es el día de recuperar ese llamado, de recordar quiénes somos en Cristo y caminar con valentía, sabiendo que Él nos ha equipado para cumplir con nuestro propósito.
Aplicación práctica:
Haz una pausa y reflexiona sobre lo que Dios ha puesto en tus manos. ¿Has sentido que tu llamado se ha desvanecido o ha sido opacado por la duda? Hoy, Dios te invita a recuperar con valor aquello que te ha dado. Reaviva el fuego dentro de ti y da un paso de fe hacia aquello que Él te ha llamado a hacer, confiando en Su guía y fuerza.
Oremos:
Señor, gracias por el llamado que has puesto en mi vida. Ayúdame a recuperarlo con valentía, dejando atrás el miedo y la timidez. Quiero caminar con confianza, sabiendo que Tú me has dado todo lo necesario para cumplir Tu propósito. Reaviva en mí el fuego de Tu Espíritu y guíame en cada paso. Amén.
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GRACIAS POR TAN BELLO Y HERMOSO MENSAJE, QUE ES TRANSMITIDO EN UN LENGUAJE MAS COMPRENSIBLE. SE LES AGRADECE
me parece excelente el comentario y sencillo a la vez.