Lo que Dios hace con los planes del enemigo

“—No tengan miedo —respondió José—. ¿Acaso soy Dios? ¿No lo ven? Ustedes planearon el mal contra mí, pero Dios usó esos mismos planes para mi bien, como ven a su alrededor ahora mismo, para salvar la vida de muchas personas. Así que quédense tranquilos, no tienen nada que temer; yo los cuidaré a ustedes y a sus hijos”.

— Génesis 50:19–21, Biblia El Mensaje

— Génesis 50:19–21, Biblia El Mensaje

¿Te preguntaste alguna vez por qué, a pesar de hacer lo correcto, todo parece salir mal? José también. Lo vendieron sus hermanos, fue acusado falsamente, terminó en la cárcel… y todo eso sin haber hecho nada malo.

Pero no te equivoques. Dios no lo había abandonado. Dios estaba entrenando a José para algo más grande.

     José fue fiel en el pozo. Fue íntegro como esclavo. Fue excelente en la prisión. Y cuando llegó su momento, fue sabio en el palacio. Porque cuando Dios abre una puerta, no la puede cerrar ni la traición, ni la mentira, ni el olvido.

     Este versículo lo cambia todo:

“Dios usó esos mismos planes para mi bien…”

     ¿Lo ves? No fue “a pesar del dolor”, fue a través de él. Los planes del enemigo no detuvieron a José, fueron parte del camino. Lo mismo ocurre contigo.

     Cuando trabajas con excelencia en lo oculto, cuando sigues orando en medio del silencio, cuando eliges perdonar y seguir, Dios te está formando para liderar, para prosperar, para salvar a muchos.

     El éxito verdadero no es evitar el dolor, es ver a Dios obrando en medio de él. José prosperó en cada etapa, porque Dios estaba con él… y él no soltó su fe.

Aplicación practica: Hoy, no te rindas. Seguí adelante. Trabajá con excelencia donde estás. Seguí soñando. La traición no es tu final. La cárcel no es tu tumba. Es el proceso hacia tu propósito.

     Dios está contigo, incluso si no lo ves. No necesitas la aprobación de nadie más, solo la fidelidad de Dios. José llegó a ser segundo de Faraón sin tener “contactos”, pero con la gracia de Dios a su favor.

Oración:

Señor, gracias por no desperdiciar mis lágrimas. Gracias por convertir el mal en bien. Aunque a veces no entienda el proceso, confío en tu propósito. Ayúdame a ser fiel hoy, sabiendo que tú abrirás las puertas en tu tiempo. Hazme como José: firme, sabio, lleno de gracia y listo para cumplir el destino que tú diseñaste para mí. Amén.

Sergio Daldi

CEO & Presidente 

Grupo Nivel Uno / Casa Creacion

www.bibliaelmensaje.com

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