Dios te volverá a vestir
- Sergio Daldi
- hace 4 días
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Actualizado: hace 2 días
A veces la vida te arranca lo que más amabas: una relación, un sueño, una posición, una oportunidad. Pero lo que parece una pérdida, para Dios es solo una transición. A José le quitaron todo —desde la vestimenta hasta la libertad—, pero un día fue vestido otra vez… por Dios. Y así como lo hizo con José, Dios te volverá a vestir con propósito y honra.

33-36 »Por lo que el faraón necesita buscar un hombre sabio y experimentado, para ponerlo a cargo del territorio. Además, el faraón debe nombrar administradores en todo Egipto para organizarlo durante los años de abundancia. Su trabajo será recolectar todos los alimentos producidos en los buenos años que se avecinan y, con la autoridad del faraón, almacenar el grano en las ciudades. Este grano será retenido para ser utilizado más tarde durante los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto. De esta manera, el país no será devastado por la hambruna.
37 Al faraón y a sus funcionarios les pareció una buena idea.
38 Entonces el faraón les preguntó a sus funcionarios:
—¿No es este el hombre que necesitamos? ¿Vamos a encontrar a alguien más que tenga el espíritu de Dios en él como este hombre?
39-40 Entonces Faraón le dijo a José:
—Tú eres el hombre que necesitamos. Dios te ha dado revelación; nadie está tan calificado como tú en experiencia y sabiduría. A partir de ahora, tú estás a cargo de mis asuntos; todo mi pueblo estará bajo tus órdenes. Solo yo, como rey, tendré más autoridad que tú.
41-43 Así fue que el faraón encargó a José y le dijo:
—Te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.
Luego el faraón se quitó el anillo de sellar de su dedo y lo puso en la mano de José. Lo vistió con túnicas del mejor lino y le puso una cadena de oro alrededor del cuello. Además, puso el carro del segundo al mando a su disposición, y mientras él recorría el lugar, la gente lo ovacionaba.
Así quedó José a cargo de todo el territorio de Egipto.
44 Entonces el faraón le dijo a José:
—Yo soy el faraón, pero nadie en Egipto hará un solo movimiento sin tu sello de
aprobación.
45 Luego el faraón le dio a José un nombre egipcio, Zafnat-panea (Dios habla y él vive). También le dio una mujer egipcia, Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On (Heliópolis).
De esta manera, José asumió sus deberes sobre la tierra de Egipto.
46 Tenía treinta años cuando fue a trabajar para el faraón, rey de Egipto. En cuanto José salió de la presencia del faraón, comenzó su trabajo en Egipto.
—Génesis 41:33-46 Biblia El Mensaje
José había aprendido algo que cambia toda perspectiva: podés perderlo todo y seguir siendo quien Dios dijo que sos.
Perdió su túnica, su casa, su libertad, incluso su reputación. Pero nunca perdió su conexión con Dios. Y eso fue lo que el faraón vio en él: un hombre en quien estaba el Espíritu de Dios.
Cuando llegó el día, José no salió a reclamar lo que había perdido; salió a cumplir lo que Dios le había confiado.
Y fue Dios quien lo volvió a vestir, no con la túnica del pasado, sino con la vestidura de su propósito.
En muchas ocasiones lloramos lo que ya no tenemos, sin darnos cuenta de que Dios está preparando una vestidura mejor.
Lo que parecía una pérdida, en realidad era una transición.
Las mismas manos que permitieron que te despojaran son las que te volverán a vestir con honra.
El anillo que el faraón puso en la mano de José representaba autoridad, las túnicas de lino simbolizaban pureza, y la cadena de oro, favor.
Cada detalle fue una confirmación del cielo: el proceso valió la pena.
Aplicación práctica:
- No mires con nostalgia lo que Dios ya cerró; mirá con fe lo que Él está por abrir. 
- No te definas por lo que perdiste, sino por lo que Dios depositó en vos. 
- Recordá: cuando Dios restaura, lo hace con propósito, no con copia. 
- Vestite cada día con humildad y gratitud: son las telas del favor divino. 
Oración:
Señor, gracias porque tus procesos siempre conducen a propósito. Aunque a veces me despojás de lo que creí necesario, hoy entiendo que estás preparando algo mejor. Vestime con tu favor, tu sabiduría y tu Espíritu. Que cada paso que dé refleje tu gloria, no la mía. Y que nunca olvide que las manos que me formaron son las mismas que me volverán a vestir. Amén.
Dios no te devolverá la misma túnica: te vestirá con una mejor.

Sergio Daldi
CEO & Presidente
Grupo Nivel Uno / Casa Creacion
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Amén