Cuando llega tu hora, nadie puede detenerte

Sergio Daldi
22 oct
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Hay temporadas en las que parece que nada se mueve, pero Dios sigue trabajando en silencio. Cuando llega el momento que Él preparó, las puertas se abren sin esfuerzo. José lo vivió: de una celda oscura a gobernar Egipto en un solo día. Porque cuando llega tu hora, nadie puede detenerte.

José frente al faraón en Egipto, momento en que Dios cambia su historia. — Cuando llega tu hora, nadie puede detenerte. Genesis 41, Biblia El Mensaje

1-4 Dos años después, el faraón tuvo un sueño: estaba de pie junto al río Nilo, cuando siete vacas salieron del río, todas radiantes de salud, y pastaron en la hierba del pantano. Luego otras siete vacas, feas y flacas, salieron del río y se pararon junto a las primeras a la orilla del Nilo. Las vacas flacas se comieron a las siete vacas sanas. Entonces el faraón se despertó.

5-7 Sin embargo, volvió a dormirse y soñó por segunda vez. Ahora soñó con siete espigas de grano, voluminosas y exuberantes, que brotaron de un solo tallo. Luego crecieron siete espigas más, pero estas eran delgadas y secas debido al viento oriental. Las espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y sanas. Entonces el faraón se despertó, solo era otro sueño.

8 Cuando llegó la mañana, estaba intranquilo, por lo que envió a llamar a todos los magos y sabios de Egipto. A ellos les contó sus sueños, pero no pudieron interpretarlos.

9-13 Entonces el jefe de los coperos habló y dijo al faraón: «Acabo de recordar algo, lo siento, debería haberte dicho esto hace mucho tiempo. Una vez, cuando el faraón se enojó con sus sirvientes, nos encerró a mí y al jefe de los panaderos en la casa del capitán de la guardia. Ambos tuvimos cada uno un sueño en la misma noche, cada sueño con su propio significado. Sucedió que había allí con nosotros un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños y él nos los interpretó, cada sueño por separado. Todo sucedió tal como él lo había interpretado. A mí me devolvieron a mi puesto y el jefe de los panaderos fue empalado».

14 De inmediato, el faraón mandó llamar a José y, en seguida, lo sacaron de la cárcel. Después de cortarse el cabello y vestirse con ropa limpia, José fue a ver al faraón.

15 —Tuve un sueño —le contó el faraón a José—. Nadie puede interpretarlo, pero me han dicho que con solo oír un sueño, tú puedes interpretarlo.

16 José respondió:

—No soy yo, sino Dios. Él traerá descanso a la mente del faraón.

17-21 Entonces el faraón le contó a José:

—En mi sueño estaba parado a la orilla del Nilo. Siete vacas, radiantes de salud, salieron del río y pastaron en la hierba del pantano. Luego salieron otras siete vacas, todas flacas y feas. Nunca he visto vacas más horribles en ningún lugar de Egipto. Después, las siete vacas flacas y feas se comieron a las primeras siete vacas sanas, pero no se notaba, ya que después de habérselas comido, seguían tan flacas y feas como antes. Después me desperté.

22-24 »En mi segundo sueño, vi siete espigas de grano, voluminosas y exuberantes, que crecían de un solo tallo, y justo detrás de ellas, otras siete espigas, arrugadas, delgadas y secas a causa del viento oriental. Y las espigas delgadas se comieron a las espigas grandes. Les he dicho todo esto a los magos, pero no pueden descifrarlo.

25-27 Entonces José le dijo al faraón:

—Los dos sueños del faraón significan lo mismo. Dios le está diciendo al faraón lo que va a hacer. Las siete vacas sanas son siete años y las siete espigas sanas son siete años; son el mismo sueño. Las siete vacas feas y enfermas que siguieron a las primeras son siete años y las siete espigas flacas y secas debido al viento oriental son lo mismo: siete años de hambre.

28-32 »El significado es lo que dije antes: Dios le está dando a conocer al faraón lo que va a hacer. Vendrán siete años de abundancia por todo Egipto; pero después, vendrán siete años de hambre, que no dejarán rastro de la abundancia egipcia. A medida que la región quede vacía por la hambruna, no quedará ni una pizca de la abundancia anterior; el hambre será total. El hecho de que el faraón tuvo el mismo sueño dos veces destaca la determinación de Dios de hacer esto y de hacerlo pronto.

—Génesis 41:1-32 Biblia El Mensaje

José pasó años en la oscuridad, sin fama, sin aplausos, sin respuestas. Pero todo cambió en un solo día. Mientras él esperaba, Dios estaba organizando las piezas invisibles de su historia: el sueño del faraón, la memoria del copero, el momento exacto en que Egipto necesitaría a un hombre con sabiduría divina.

Cuando el llamado llegó, José no se presentó con orgullo ni con resentimiento. Se presentó con humildad, con carácter formado y con el corazón centrado en Dios. Y cuando el faraón le dijo: “Dicen que tú puedes interpretar sueños”, José respondió:

“No soy yo, es Dios.”

Esa respuesta lo ascendió más que cualquier título. Porque el que aprendió a confiar en Dios en la prisión, está listo para representarlo en el palacio.

El favor de Dios no llega cuando te desesperás, sino cuando tu carácter ya puede sostener el propósito. Por eso, cuando llega tu hora, no hay faraón, ni puerta cerrada, ni pasado que pueda detener lo que Dios preparó. El cielo no se olvida: espera el momento en que estás listo para recibir.

Aplicación práctica:

Esperá el tiempo de Dios con paz. No corras detrás de lo que el cielo ya tiene reservado para vos.
Mantené tu corazón limpio. El resentimiento atrasa procesos; la humildad los acelera.
Cuando llegue tu hora, honrá a Dios primero. El éxito que se sostiene es el que da gloria a Él.
Agradecé por el proceso. Cada paso difícil te preparó para manejar lo que está por venir.

Oración:

Señor, gracias porque tus tiempos son perfectos.Aunque a veces no entiendo el proceso, confío en que estás obrando detrás de escena.Prepará mi carácter, afiná mi corazón y enseñame a reconocer tu mano en cada paso.Y cuando llegue mi hora, que todo lo que haga refleje tu gloria, no la mía.Amén.