Promovido... aunque te olviden

Sergio Daldi
19 oct
4 Min. de lectura

Hay momentos en que el silencio de Dios parece abandono. Hiciste lo correcto, ayudaste a otros, y aun así nadie se acuerda de vos. Pero lo que parece olvido… puede ser el escenario donde Dios está preparando tu promoción.

José en prisión, manteniendo su fe en Dios mientras la luz entra en su celda.

1-4 Pasado el tiempo, sucedió que el copero y el panadero del rey de Egipto hicieron enojar a su señor faraón, rey de Egipto. Faraón, enfurecido con sus dos oficiales, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos, los puso bajo la custodia del capitán de la guardia; pero esa era la misma cárcel donde José estaba preso.

Allí, el capitán de la guardia le ordenó a José que se ocupara de sus necesidades.

4-7 Después de haber estado bajo custodia por un tiempo, el copero y el panadero

del rey, mientras estaban detenidos en la cárcel, tuvieron cada uno un sueño en la misma noche, cada sueño con su propio significado. Cuando José llegó por la mañana, notó que los dos estaban cabizbajos.

Entonces les preguntó:

—¿Qué ocurre? ¿Por qué esas caras largas?

8 —Los dos tuvimos cada uno un sueño —respondieron—, y no hay nadie que los interprete.

—¿Acaso las interpretaciones no vienen de Dios? —preguntó José—. Cuéntenme los sueños.

9-11 Primero, el jefe de los coperos le contó su sueño a José:

—En mi sueño había una vid frente a mí con tres ramas: la vid brotó, floreció, y los racimos se convirtieron en uvas. Yo sostenía la copa del faraón; agarré las uvas, las exprimí en la copa del faraón y se la di a él.

12-15 Entonces José le dijo:

—Este es el significado: las tres ramas son tres días. Al cabo de esos tres días, el faraón te sacará de aquí y te devolverá tu antiguo trabajo, le servirás su copa al faraón tal como lo hacías cuando eras su copero. Solo acuérdate de mí cuando las cosas te vayan bien de nuevo; háblale de mí al faraón y sácame de este lugar. Fui secuestrado de la tierra de los hebreos. Y desde que estoy aquí, no he hecho nada para merecer que me arrojaran a este pozo.

16-17 Cuando el jefe de los panaderos vio lo bien que había resultado la interpretación de José, le dijo:

—Mi sueño fue así: vi tres canastas de mimbre sobre mi cabeza; la canasta superior tenía una variedad de pasteles de la panadería, y los pájaros picoteaban los pasteles de la canasta que estaba sobre mi cabeza.

18-19 Entonces José le dijo:

—Esta es la interpretación: las tres canastas son tres días. Al término de tres días, el faraón te cortará la cabeza, te empalará en un poste, y las aves te comerán hasta los huesos.

20-22 Y, en efecto, al tercer día era el cumpleaños del faraón, el cual hizo un banquete para todos sus sirvientes. Así que puso al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos en lugares honorables en presencia de todos los invitados. Luego restituyó al jefe de los coperos a su puesto de copero para que le entregara al faraón su copa, tal como lo hacía antes. Y después empaló al jefe de los panaderos en un poste, siguiendo exactamente las interpretaciones de José.

23 Sin embargo, el jefe de los coperos no volvió a pensar en José; sino que se olvidó de él por completo.

—Génesis 40 Biblia El Mensaje

A veces, la parte más difícil de la fidelidad no es resistir la tentación… sino seguir creyendo cuando nadie se acuerda de vos.

José ayudó a otros en medio de su propio encierro. Interpretó los sueños de dos hombres que tenían futuro, pero ninguno de ellos movió un dedo por él. El copero fue restaurado, el panadero fue condenado, y José… siguió en la cárcel. Olvidado. Injustamente. Pero no abandonado.

El texto dice algo sutil, pero poderoso:

“El capitán de la guardia le ordenó a José que se ocupara de sus necesidades”. (Génesis 40:4)

En otras palabras, aunque estaba preso, seguía sirviendo. No dejó de liderar, de cuidar, de aportar valor, aunque nadie lo estaba aplaudiendo. Su integridad lo colocó en jerarquía, incluso en el encierro.

Dios no necesita escenarios perfectos para mostrar tu propósito. A veces te promueve donde nadie te ve, te prepara cuando otros te olvidan, y te posiciona sin que nadie te recomiende.

José no sabía que su servicio en prisión era la antesala del trono. Y así también pasa con nosotros: las temporadas en que te sientes olvidado son las que Dios usa para madurar tu influencia.

José nos enseña que la fidelidad a Dios en lo oculto es el terreno donde Él prepara la promoción que nadie puede quitarte.

Y sé de lo que hablo. Me ha pasado muchas veces. He servido, ayudado, trabajado en silencio y, por momentos, sentí que nadie lo veía. Pero una y otra vez he visto la mano de Dios abriendo caminos, cuidándome en silencio y mostrándome que Su tiempo siempre llega.

Aplicación práctica

Seguí sirviendo, aunque nadie te reconozca. Dios ve lo que hacés en lo secreto y, a su tiempo, te recompensará en público.
Tu integridad te da autoridad. No necesitas posición para influir; donde estés, tu carácter te distingue.
El olvido humano no anula el plan divino. Aunque el copero se olvide de vos, Dios no lo hará.
Esperar no es perder el tiempo. En las pausas de Dios se preparan los ascensos más grandes.

Oración

Señor, gracias porque no te olvidás de mí. Cuando otros me pasan por alto, vos seguís obrando en silencio. Ayudame a servir con fidelidad, aun en mis propias prisiones. Dame paciencia para esperar tu tiempo y sabiduría para no rendirme. Que mi servicio hoy sea la semilla de lo que vas a hacer mañana. Amén.