Hoy, este pasaje te invita a meditar en el tipo de fe que verdaderamente agrada a Jesús. El capitán romano, un hombre acostumbrado a tener autoridad y dar órdenes, reconoció la autoridad superior de Jesús. Aunque no pertenecía al pueblo de Israel, entendió que una simple palabra de Jesús era suficiente para traer sanidad y liberación.
Imagina cómo se sintió Jesús al ver tal confianza. Jesús no está buscando que te acerques a Él con méritos o perfección, sino con una fe sincera, una fe que cree en Su poder sin límites. Tal vez te encuentres en medio de una situación difícil o sientas que no tienes nada que ofrecerle, pero Jesús solo quiere tu fe. Él responde con gozo a quienes confían en Él completamente.
5-6 Cuando Jesús entró al pueblo de Capernaúm, un capitán romano se le acercó asustado y le dijo: —Señor, mi sirviente está enfermo. No puede caminar y sufre terribles dolores.
7 —Iré a sanarlo —respondió Jesús.
8-9 —¡Oh, no!, no quiero que te tomes tantas molestias —dijo el capitán—. Solo da la orden y mi sirviente estará bien. Soy un hombre que recibe y da órdenes. Le digo a un soldado: «Ve», y va; a otro: «Ven», y viene; a mi esclavo: «Haz esto», y lo hace.
10-12 Sorprendido, Jesús expresó:
—Todavía no he encontrado este tipo de fe en Israel, el mismo pueblo que debía saberlo todo sobre Dios y su forma de obrar. Este hombre es la vanguardia de muchos forasteros que pronto vendrán de todas direcciones. Llegarán desde el este, llegarán desde el oeste y se sentarán en el banquete del reino de Dios junto a Abraham, Isaac y Jacob. Entonces los que se criaron «en la fe» pero no tenían fe quedarán fuera, ajenos a la gracia y se preguntarán qué ha pasado.
Mateo 8:5-12, Biblia El Mensaje
Aplicación práctica:
¿Qué situación necesitas traer a Jesús con una fe similar a la del capitán romano? Piensa en algo que te ha estado preocupando o algo que parece sin solución. Hoy, Jesús te invita a confiar en que Él es capaz de obrar con solo una palabra. Cree que Su poder está disponible para ti y que Él se deleita en obrar a tu favor. No necesitas merecerlo; simplemente acércate con fe.
Oremos:
Señor Jesús, me acerco a Ti hoy con el corazón lleno de fe, sabiendo que Tú eres el único que puede traer sanidad y restauración a mi vida. Gracias por tu poder y tu amor incondicional. Ayúdame a confiar en Ti, incluso cuando las circunstancias se vean difíciles. Declaro que Tu palabra es suficiente y espero en Tu respuesta con fe. Amén.
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