¿Quién tocó mi túnica?
- Sergio Daldi
- 3 ago
- 3 Min. de lectura
¿Sentís que nadie te escucha? ¿Que ya probaste todo y nada cambia? Esta historia te recuerda que con solo tocar el manto de Jesús, no necesitás dinero, fama ni contactos para llegar a Él. Solo fe. Una fe que se atreva.

25-29 Entre la gente estaba una mujer que había sufrido una hemorragia durante doce años, la cual oyó hablar de Jesús. La habían visto muchos médicos y la habían tratado mal, quitándole todo su dinero y dejándola peor que antes. Ella se deslizó por detrás de Jesús y tocó su túnica. Pensaba: «Si puedo tocar su túnica, podré curarme». En el momento en que hizo eso, la hemorragia se detuvo. Pudo sentir el cambio y supo que su padecimiento había terminado.
30 Al instante, Jesús sintió que de él había salido poder. Así que se dirigió a la multitud y preguntó:
—¿Quién tocó mi túnica?
31 Sus discípulos le contestaron:
—¿De qué estás hablando? Con esta multitud empujándote y apretujándote, tú preguntas: «¿Quién me tocó?». ¡Te han tocado docenas de personas!
32-33 Pero siguió preguntando, mirando a su alrededor para ver quién había hecho aquello. La mujer, consciente de lo que había sucedido y sabiendo que había sido ella, se acercó temblando de miedo, se arrodilló ante él y le contó toda la historia.
34 Jesús le dijo:
—Hija, te arriesgaste por tu fe y ahora estás completamente sana. ¡Vive bien, vive bendecida! Sé sana de tu dolencia.
Ayer, mientras almorzábamos, mi esposa y yo hablábamos sobre The Chosen, esa serie que muestra con tanta humanidad la vida de Jesús. Comentábamos especialmente la escena de la mujer con flujo de sangre. Durante doce años había sido ignorada, rechazada, excluida por todos. No solo estaba enferma, estaba sola. Había gastado todo lo que tenía buscando ayuda. Nada le funcionó.
Y sin embargo, ella tuvo el pensamiento correcto:
“Si puedo tocar su túnica, podré curarme.”
Qué valiente fue. Se deslizó entre la multitud. Nadie la ayudó. Nadie la presentó. Nadie la defendió. Solo ella y su fe. Y eso fue suficiente para tocar a Jesús… y para que el poder de Jesús la tocara a ella.
Quizá hoy vos también…
Te sentís excluido. Por tu familia. Por tus compañeros. Por la sociedad. Por tus errores.
Tenés heridas que nadie ve… y necesidades que ya nadie escucha.
Probaste de todo… y nada cambió.
Pero Jesús sí te ve.
Y no necesitás contactos, ni reputación, ni dinero.Solo fe.Una fe que se atreva a acercarse.
Esta historia no es solo sobre sanidad física. Es sobre acceso.Todos —en cualquier momento, con cualquier pasado— podemos acercarnos a Jesús.Y cuando lo hacemos, Él responde con poder y con amor.
Aplicación práctica:
¿En qué área de tu vida necesitás tocar a Jesús hoy?
No te guardes la necesidad. Decile a Jesús lo que te duele.
No esperes a sentirte “mejor” para acercarte. Hacelo ahora, tal como estás.
Oración:
Señor Jesús, hoy me acerco a vos. A veces me siento excluido, ignorado, sin fuerzas. Pero creo que estás cerca. Que tu poder sigue disponible. Toco tu manto con fe. Traé sanidad a mi cuerpo, restauración a mi alma, y esperanza a mi vida. Amén.
Jesús no está lejos. No pone condiciones.
Él solo quiere que te acerques.

Sergio Daldi
CEO & Presidente
Grupo Nivel Uno / Casa Creacion
La Biblia que se deja leer como una historia viva
llega en "octubre 2025"
El Mensaje te habla al corazón con un lenguaje claro, poético e impactante. Prepárate para vivir la Biblia como si la descubrieras por primera vez.




Amén!!