Cuando las promesas humanas fallan, la visión de Dios permanece
- Sergio Daldi
- 1 jul
- 5 Min. de lectura
“Sama se posicionó en el centro del campo, lo defendió con éxito y aplastó a los filisteos. ¡Otra gran victoria para Dios!”.
—2 Samuel 23:12, Biblia El Mensaje
Hay momentos en que lo más valiente que uno puede hacer no es avanzar… sino quedarse firme.
En un campo que parece insignificante.
Rodeado por fuerzas que parecen superiores.
A veces, como le pasó a Sama, todos a tu alrededor retroceden. Pero hay algo dentro de ti que no te permite abandonar lo que Dios te dio.
Así fue esta etapa para mí.

En el mundo de los negocios —y más aún cuando uno trabaja con una visión que nace del corazón de Dios— hay momentos en los que se presentan oportunidades que parecen ser el paso natural para avanzar. Después de años de esfuerzo, de sembrar con fe, de sostener una visión clara, uno anhela ver expansión, multiplicación e impacto. Y a veces, esas oportunidades vienen envueltas en palabras convincentes, cifras prometedoras y relaciones de confianza del pasado.
Eso me pasó.
Firmé un acuerdo con una gran empresa multinacional, motivado —no por dinero, sino— por el deseo genuino de cumplir con la Gran Comisión: llevar la Palabra de Dios lo más lejos posible, en el menor tiempo posible, con excelencia. La decisión tenía como único objetivo multiplicar el alcance del mensaje del Reino, usando todos los recursos disponibles para expandir la editorial que Dios me confió.
Al poco tiempo, me di cuenta de que esa alianza no reflejaba lo prometido.Eso de multiplicar el impacto no resultó; al contrario, la distribución se redujo considerablemente, los canales de comunicación se debilitaron y la agilidad editorial se frenó.
Lo que debía llevarnos a más alcance, terminó generando una desconexión con la esencia de nuestra misión.
Por eso, tomé la decisión de cambiar de dirección.
No me rindo. No me detengo. No abandono la visión.
Sigo firme, con los ojos fijos en el propósito y el corazón lleno de fe por lo que viene.
Camino con gratitud por lo aprendido y con renovada claridad. Esta experiencia me ayudó a volver a lo esencial, a mirar nuevamente el origen y a reafirmar lo más importante: el Reino no se construye con estrategias humanas, sino con fidelidad, obediencia y propósito eterno.
Y entendí también algo clave: las alianzas no son malas. De hecho, pueden ser de gran bendición. Pero cuando se llega al momento de decidir, hay que alejarse un poco, pausar y reflexionar en oración. No todo lo que suena bien está alineado con la misión. No todo lo que se presenta como avance es crecimiento verdadero.
Un principio bíblico para las decisiones
No se asocien con los que rechazan a Dios. ¿Cómo pueden asociarse el bien y el mal? Eso no es asociación, es guerra. ¿Es la luz la mejor amiga de la oscuridad? ¿Acaso Cristo sale a pasear con el diablo? ¿Es que la confianza y la desconfianza se dan la mano? ¿A quién se le ocurriría poner ídolos paganos en el sagrado templo de Dios?
—2 Corintios 6:14-16, Biblia El Mensaje
Hay decisiones que se ven correctas desde la perspectiva humana pero, en el plano espiritual, representan una contradicción total.
No todas las alianzas son alianzas del Reino.
Y cuando se trata de lo que Dios te confió, vale más obedecer que avanzar rápido. Vale más ser fiel que ser popular.
Ese principio, aunque incómodo, es parte del crecimiento y la madurez espiritual.
Un nuevo comienzo
Hoy, 1 de julio, comenzamos una nueva etapa con una empresa que sí comparte nuestra visión: Tyndale House Publishers, una editorial cristiana comprometida con el Reino de Dios, no con intereses financieros, sino con el deseo profundo de hacer llegar su Palabra al mundo entero.
Y este nuevo comienzo no es casualidad.
Hoy se cumplen exactamente cinco años desde que compré Casa Creación.
Cinco años caminando por fe, creyendo en el llamado y sosteniendo una visión.
Cinco años de gracia.
Y hoy, con esa misma gracia, entramos en una nueva temporada. Una temporada de expansión con propósito. De alianzas alineadas con el Reino. De frutos que trascienden lo visible.
Esa sigue siendo nuestra misión en Casa Creación.
Aunque haya caídas, desafíos o puertas que no se abran… la visión de Dios permanece.
Aplicación práctica: Decisiones con propósito y discernimiento
No tomes decisiones por urgencia o emoción.
Aun las oportunidades que parecen “perfectas” necesitan pausa, oración y discernimiento. Lo urgente nunca debe opacar lo eterno.
Pregunta primero si lo que te ofrecen honra la visión que Dios te dio.
No todo lo grande es de Dios, ni todo lo pequeño es despreciable. Lo importante es que esté alineado con el propósito que Él te confió.
No te deslumbres con cifras, nombres o promesas.
Evalúa los frutos, los valores y el impacto a largo plazo. A veces una promesa humana puede desviar años de obediencia silenciosa.
Agradece los errores que te enseñaron.
Aceptar que tomaste una mala decisión no te debilita; te humaniza. Te vuelve más sabio, más humilde y más preparado para liderar.
Celebra los comienzos con fe.
No importa cómo termina una etapa, sino cómo comienzas la nueva. Si Dios está en el centro, lo que viene será mejor.
Que mi experiencia te sirva
Que todo lo que viví en este proceso —lo bueno y lo difícil— pueda ayudarte a ti también.
Que mi experiencia te sirva para tomar decisiones sabias, firmes y productivas.Para que no pierdas tiempo, ni energía, ni visión en alianzas que te alejan de lo que Dios te llamó a hacer.
Y para que tengas el valor de quedarte firme en el campo que Él te dio, hasta ver la victoria.
Oración: Gracias por tu gracia y por los nuevos comienzos
Señor:
Gracias porque tu visión nunca falla, aunque yo a veces me equivoque.
Gracias por recordarme que no me define una decisión, sino tu llamado a mi vida.Hoy te entrego mis errores, mis aprendizajes, mis logros y también mis fracasos.
Te pido discernimiento para cada paso que dé, claridad para cada alianza y fidelidad en medio del camino.
No quiero correr detrás de lo atractivo, sino avanzar hacia lo eterno.
No quiero alianzas que brillen, sino pactos que porten tu gloria.
Renuevo hoy mi compromiso contigo y con la misión que me diste: llenar la tierra con tu Palabra.
Gracias por estos cinco años de gracia.
Gracias por abrir nuevas puertas.
Gracias por recordarme que aunque otros huyan, yo puedo quedarme firme en el campo que me diste.
Y allí, en ese lugar, ver una nueva victoria… para tu gloria.
Amén.

Sergio Daldi
CEO & Presidente
Grupo Nivel Uno / Casa Creacion
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