En Gálatas 6:9, Pablo nos da una palabra de aliento: "No nos cansemos de hacer el bien". Pero, ¿por qué a veces sentimos cansancio al hacer lo correcto? Puede ser que no veamos resultados inmediatos, que nos falte amor por quienes necesitan nuestra ayuda, o incluso que hacer el bien se vuelva rutinario. Sin embargo, Pablo nos anima a seguir sembrando, recordándonos que el crecimiento espiritual es un proceso lento y que la recompensa no siempre es inmediata.
Las obras de generosidad no son como piedras lanzadas al agua que simplemente desaparecen después de unas pocas ondas. Cada acto de bondad es como una semilla plantada en el suelo de la vida. Puede que no veamos los frutos de inmediato, pero la cosecha llegará, porque Dios es fiel. No podemos engañar a Dios: lo que sembramos, cosecharemos.
Aplicación Práctica:
El llamado de Gálatas 6 es a vivir una vida de servicio y amor, sin esperar recompensas instantáneas. Hoy, te animo a examinar tu corazón y tus acciones. ¿Estás sembrando semillas de amor, oración y buenas acciones? Aunque no veas los frutos de inmediato, confía en que Dios está trabajando. La tarea puede parecer interminable, pero cada pequeño acto de bondad tiene un propósito eterno.
Hoy, haz algo por alguien sin esperar nada a cambio. Puede ser una palabra de aliento, una oración o un acto de servicio. Recuerda que estás plantando semillas que algún día darán fruto en la vida de los demás y en la tuya.
Oremos:
Señor, gracias por recordarme que no debo cansarme de hacer el bien. Ayúdame a tener paciencia durante los momentos en los que no veo resultados inmediatos. Dame un corazón generoso y dispuesto a seguir sembrando, confiando en que la cosecha llegará a su debido tiempo. Que mi vida sea una semilla de amor, fe y servicio, reflejando tu gracia en todo lo que hago. En el nombre de Jesús, amén.
Gálatas 6
Solo la cruz
1‑3 Vivan de manera creativa, amigos. Si alguien cae en pecado, restáurenlo con perdón y guárdense los comentarios y las críticas para ustedes. Quizás necesiten perdón antes de que acabe el día. Sean humildes y tiendan la mano a los oprimidos. Compartan sus cargas y cumplan así la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo, está muy equivocado.
4‑5 Exploren a fondo quiénes son y el trabajo que se les ha encomendado, y luego sumérjanse en ello. No se impresionen con ustedes mismos. Tampoco se comparen con los demás. Cada uno debe asumir la responsabilidad de hacer lo mejor que pueda con su propia vida.
6 Asegúrense muy bien de lo que han recibido al ser instruidos en la palabra de Dios, ya que entran a una generosa vida común con aquellos que los han formado, compartiendo todas las cosas buenas que tienen y experimentan.
7‑8 No se dejen engañar: nadie se burla de Dios. Lo que una persona planta, eso cosechará. Quien planta egoísmo, ignorando las necesidades de los demás, ¡desconociendo a Dios!, cosecha malezas. ¡Lo único que tendrá que mostrar en su vida son malas hierbas! Sin embargo, quien planta en respuesta a Dios, dejando que su Espíritu haga el trabajo de crecimiento en él, cosecha vida real, vida eterna.
9‑10 Así que no nos cansemos de hacer el bien. En el momento oportuno recogeremos una buena cosecha si no nos rendimos ni renunciamos. Por tanto, cada vez que tengamos la oportunidad, trabajemos en beneficio de todos, empezando por las personas más cercanas a nosotros en la comunidad de fe.
11‑13 Ahora, en estas últimas frases, miren lo que les escribo de mi puño y letra, ¡y con letras bien grandes!, ya que es inmensa la importancia de ello. Estas personas que intentan imponerles la circuncisión solo tienen una motivación: quieren tener una manera fácil de quedar bien ante los demás, porque no tienen el valor de vivir de acuerdo con una fe que comparte el sufrimiento y la muerte de Cristo. Toda su palabrería sobre la ley es vana. ¡Ellos mismos no cumplen la ley! Y son muy selectivos en las que cumplen. Solo quieren que se circunciden para poder jactarse de su éxito en reclutarlos para su bando. ¡Eso es despreciable!
14‑16 Por mi parte, no voy a presumir de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Por esa cruz, he sido crucificado en relación con el mundo, liberado de la atmósfera asfixiante de agradar a los demás y de encajar en los pequeños patrones que ellos dictan. ¿No ven lo esencial de todo esto? No se trata de lo que ustedes y yo hagamos: someternos o rechazar la circuncisión. Es lo que Dios está haciendo y está creando, algo totalmente nuevo, ¡una vida libre! Todos los que siguen esta norma son el verdadero Israel de Dios, su pueblo elegido. ¡Paz y misericordia para ellos!
17 Con toda franqueza, no quiero que me sigan molestando con estas disputas. Tengo cosas mucho más importantes que hacer: vivir en serio esta fe. Llevo en mi cuerpo las cicatrices de mi servicio a Jesús.
18 Que lo que nuestro Señor Jesucristo otorga de forma gratuita sea profunda y personalmente suyo, amigos míos. ¡Amén!

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Toda palabra que sea para edificar es merecedora del 100 perfecto, muchas gracias por compartir y bendecirnos, Dios es bueno