Cuando ya no alcanza… Jesús llega con más

Sergio Daldi
30 jul
3 Min. de lectura

Hay momentos en los que lo que tenemos simplemente no alcanza. Ni la fuerza, ni el dinero, ni las ideas. Pero Jesús nunca depende de nuestras reservas. Él ya sabe lo que va a hacer. Y cuando entregamos lo poco que tenemos, su provisión no solo es suficiente… es abundante.

Jesús multiplica el pan — milagro de los cinco panes y dos peces — Lo poco en tus manos… en las suyas, es abundancia.

1–4 Después de eso, Jesús cruzó el mar de Galilea (al que algunos llaman Tiberíades). Una gran multitud lo siguió, atraída por los milagros que lo habían visto hacer entre los enfermos. Cuando llegó al otro lado, subió a una colina y se sentó, rodeado de sus discípulos. Era casi el tiempo de la Pascua, la fiesta que los judíos celebraban cada año.

5–6 Cuando Jesús se asomó y vio que había llegado una gran multitud, le dijo a Felipe:

—¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a esta gente?

Dijo esto para fortalecer la fe de Felipe, porque él ya sabía lo que iba a hacer.

7 Felipe respondió:

—Doscientas monedas de plata no serían suficientes para comprar pan para que cada persona obtenga un pedazo.

8–9 Uno de los discípulos, que era Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo:

—Aquí hay un niño pequeño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero eso es una gota en el océano para un gentío como este.

10–11 Jesús les ordenó:

—Hagan que la gente se siente.

En ese lugar la hierba verde parecía una linda alfombra. Allí, se sentaron unos cinco mil de ellos. Entonces Jesús tomó los panes y, habiendo dado gracias, se lo dio a los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados. Todos comieron tanto como quisieron.

12–13 Cuando la gente hubo comido hasta saciarse, les dijo a sus discípulos:

—Recojan las sobras para que no se desperdicie nada.

Ellos se pusieron a trabajar y llenaron doce canastas grandes con las sobras de los cinco panes de cebada.

—Juan 6:1–13, Biblia El Mensaje

Cada día vivimos tratando de que “alcance”.

Que alcance el dinero. Que alcance la fuerza. Que alcance el tiempo, la salud, la paz. Y muchas veces sentimos lo contrario: que lo que tenemos es poco, muy poco. Y eso agota. Cansa. Frustra.

Pero este pasaje nos muestra algo crucial: Jesús no se sorprende con nuestras limitaciones. Él ya sabe lo que va a hacer. Lo que busca no es nuestra estrategia… es nuestra fe.

Felipe hace cálculos. Andrés trae una observación realista:

—“Esto es una gota en el océano para un gentío como este”.

Y sin embargo, es suficiente. Porque Jesús no necesita cantidad. Necesita entrega.

El milagro de la multiplicación no comienza cuando el pan se reparte. Comienza cuando alguien decide entregar lo poco que tiene.

Eso es lo que Jesús sigue haciendo hoy.

Nos pide lo que tenemos: una fe débil, unos recursos mínimos, un corazón cansado. Y cuando se lo entregamos, Él toma el control. Él organiza. Él bendice. Él multiplica.

Todos comieron hasta saciarse. Y sobraron doce canastas.

No fue solo provisión. Fue un mensaje.Jesús no solo suple necesidades… Él revela su Reino en medio de la escasez.

Aplicación práctica:

¿Sentís que no alcanza? ¿Que lo que hacés en tu empresa, en tu familia, en tu ministerio… no es suficiente? ¿Que estás haciendo malabares con tus emociones, tu economía o tu fe?

No tenés que tener todo resuelto para ver a Dios obrar.

Solo necesitás poner en sus manos lo poco que tenés.Jesús no espera abundancia. Espera confianza.

Ese pan y ese pescado, en tus manos, no bastan.

Pero en las manos de Jesús… son más que suficientes. Siempre Jesús llega con más.

Oración:

Jesús, muchas veces siento que no tengo suficiente para lo que me toca vivir.

Me frustra ver que no alcanza lo que hago, lo que sé o lo que tengo. Pero hoy entiendo que no me estás pidiendo más… me estás pidiendo todo.

Te entrego mis recursos, mis ideas, mi fe débil.

Multiplicá lo que te doy.

Y usalo para mostrar que vos sos el que siempre llega con más. Amén.